
El individuo al nacer se crea una identidad de acuerdo con las experiencias que tenga en su vida. Esas experiencias van moldeando la identidad y haciendo que el Verdadero Yo del individuo se pierda.
¿Qué sucede con el Verdadero Yo? Se esconde para darle paso a una identidad que el individuo pone en cada acción y decisión para aguantar los traumas, las tristezas, los sufrimientos. Esa identidad se llamada Ego.
El Ego no es nuestro enemigo sino que mas bien nuestro mejor maestro. Nos protege de lo que nos duele y nos hace sufrir: gritos, peleas, cuando nos pegan, etc.
Entonces quiere distraernos con mantenernos en el pasado añorando un momento lindo que ya sucedió o en el futuro porque tal vez ahí vamos a estar mejor de lo que estamos ahora pero nos mantiene alejados del aquí y ahora porque no nos quiere ver “sufrir”.
Pero cuando nos damos cuenta del Ego y conectamos con nuestro Verdadero Yo viviendo en el aquí y ahora, entonces el Ego no nos quiere abandonar. Como una madre abnegada, nos quiere seguir protegiendo para que no suframos.
Intenta quedarse de cualquier manera para seguirnos protegiendo. Ese es su deber. Entonces empieza a “atacarnos” con pensamientos del pasado y del futuro para mantenernos protegidos en la identidad que nos habíamos creado para defendernos de las cosas que nos sucedían. Pero en el aquí y ahora, esas cosas ya no existen, es más, vivimos en paz, armonía y amor propio que no necesitamos más esa identidad.
Así que empezamos a separarnos del Ego porque ya no nos identificamos con él y empezamos a observarlo desde la distancia. El Ego no quiere la separación y quiere quedarse. Así que nos manda pensamientos en la mañana, tarde y noche, en sueños e inclusive se manifiesta con dolores corporales sobre el pasado o futuro.
Lo interesante es que como ya no nos identificamos con él nos volvemos observadores de nuestros propios pensamientos, nos separamos de ellos. Le agradecemos por querer seguir siendo esa madre abnegada pero le reafirmamos que ya no queremos usar esa identidad.
Entonces nos quiere engañar manifestándose como nuestro guía, como nuestra consciencia, como el Universo mismo dándonos consejos.
Si estamos conectados con nuestra espiritualidad nos quiere hacer sentir que las personas que no están conectadas con su espiritualidad son menos que nosotros los “iluminados”, separándonos. A eso se le llama Ego Espiritual.
Lo que he aprendido es que el Ego nunca va a desaparecer completamente. Es como otro órgano más en nuestro cuerpo. A mí, en lo personal, me gusta llamarle “Mi Corazón Negro”. Porque es tan vital como nuestro corazón.
Si no desaparece podemos hacer las paces y aprender a vivir con él. Darle el amor que él nos da. Aceptarlo y separarnos de él identificándolo cada vez que se manifieste. Bailar con él día y noche sin identificarnos con él.
Lo que necesitamos hacer es darnos cuenta cada vez que tenemos un pensamiento en el pasado o en el futuro. También cada vez que decimos un no antes de algo como “no puedo” o “no debería”. También cuando nos limitamos. Tenemos que analizar de donde viene todo eso. ¿Realmente viene de nuestro Verdadero Yo? ¿Realmente es la vida que queremos vivir? Depende totalmente de nosotros.
Comments