Cuando una persona se abre a nuevas posibilidades y ya no está atrapado en creencias limitantes, empieza a darse cuenta de que hay todo un Universo por descubrir.
Cuando estudié Desarrollo Personal, aprendí más de misma de lo que había aprendido toda mi vida. Descubrí quien era mi Verdadero Yo y quise investigar más al respecto.
Una de las cosas que recomendaban era la meditación. Hacia una meditación diaria por 5 minutos nada más. Las primeras dos semanas sentía una batalla interior. Era mi Ego queriendo evitar que conectara con mi corazón.
Aparte de la meditación, por las noches escribía 3 cosas por las que estaba agradecida de mi día. Este par de ejercicios aparte de ser sencillos, no costaban dinero y empezaron a hacer que me conectara con mi corazón. Al conectar con mi corazón empecé a sentir más.
Pasaron varios meses en los cuales varias cosas sucedieron pero lo principal era que empecé a sentirme mejor conmigo misma.
Las meditaciones las empecé a hacer con más tiempo: primero 10 minutos, luego 15 minutos, después 20 minutos.
Un día hice una meditación que me conectaba con mi Ser Superior. El Ser Superior es esa parte de nosotros que está habitando en frecuencias de energía y de consciencia superiores.
Nunca había escuchado al respecto así que lo probé. Cuando terminé la meditación sentía como que había abierto una puerta a otra consciencia. Me sentía extremadamente bien y no solo eso, me sentía en armonía, paz, amor.
Lamentablemente ese sentimiento no me duro mucho porque me fui a beber esa noche. Me arrepentí después porque ese sentimiento de armonía, paz y amor no lo había experimentado nunca.
Pasó una semana entera en la que quise volver a experimentar ese sentimiento pero no lo lograba. Hasta que un día lo logré. Me sentía igual de armoniosa, amorosa y en paz. Entonces quise saber más al respecto. Resulta que había abierto una puerta a un nivel de consciencia superior. Era como que veía al mundo desde otra perspectiva más armoniosa, amorosa y pacífica.
Empecé a abrir esa puerta a otro plano de consciencia constantemente. No me daba miedo porque me hacía sentir bien. Empecé a leer sobre qué era lo que estaba experimentando y resulta que tiene el nombre de “Despertar Espiritual” y es como un segundo nacimiento donde uno como persona deja los prejuicios, vicios, inseguridades, deseos y codicias.
Cuando se llega a ese Despertar Espiritual es porque se evalúan las creencias en torno a la vida que habíamos llevado hasta ese punto. También conectas con la naturaleza y te empiezas a desapegar de las cosas materiales. Nos damos cuenta de que lo que hemos aprendido que es valioso a lo mejor no lo es tanto.
También se revalúan las prioridades y la vida. ¿Realmente queremos hacer ese trabajo que estamos haciendo, toda la vida? ¿Nos gusta vivir donde estamos viviendo? ¿Queremos seguir haciendo las actividades que veníamos haciendo desde siempre? ¿Queremos seguir teniendo las mismas amistades?
Como cambias tus hábitos te das cuenta de lo que estas comiendo y empiezas a cambiar tu dieta. Yo de un día para el otro aborrecí la carne y el pollo y me volví Pescetariana.
También empecé a hacer caminatas por la naturaleza que me hacían sentir fenomenal. De ser una de las personas anti-yoga empecé a practicar el yoga todos los días.
Es como que si mi Ser Superior tomara las riendas de mi vida y me la volteara para que fuera mejor.
También me empezaron a dar ganas de hacer obra social, de repartir mi amor a otras personas, de conectarme con otro tipo de personas que estuvieran pasando por lo mismo que yo.
Me empecé a alejar de los amigos con los que había pasado por años, de la fiesta, del alcohol e hice un viaje a mi interior para ver que había ahí. Un Despertar Espiritual no es solo armonía, paz y amor. También hay que confrontar a los demonios para lograr sacar el Verdadero Yo. Y esa parte es la que todo el mundo teme… pero es la más hermosa.
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